"Me parecía la entrada a manera de un callejón muy largo y estrecho, a la usanza de un horno muy bajo y oscuro y angosto. El suelo me pareció de un agua como lodo muy sucio y de pestilente olor, y muchas sabandijas malas en él. Al cabo estaba una concavidad metida en una pared, a manera de una alacena, adonde me vi meter en mucha estrechez.
Todo esto era deleitoso a la vista en comparación con lo que allí sentí. Esto que he dicho va mal encarecido".
Todo esto era deleitoso a la vista en comparación con lo que allí sentí. Esto que he dicho va mal encarecido".
(Teresa de Ávila)