“Quiere el Señor que, sin pensarlo, entienda que está con Él y que sólo trague la leche que Dios le pone en la boca y goce de aquella suavidad; que conozca que le está el Señor haciendo aquella merced y se goce de gozarla; aunque no quiera entender cómo la goza y qué es lo que goza.”
(Teresa de Ávila)